Una demostración profética por parte de Monty Python del sinsentido al que puede conducir la utilización perversa e ignorante del lenguaje, aunque esa utilización sea por causas justas y legítimas.
Todos ustedes conocen el "Mito de la Caverna" de Platón. Si no es así, disimulen y comiencen a leer.
Nosotros, los habitantes de este blog, que somos más chulos que un ocho, nos hemos sacado de la manga un mito "ad hoc": el "Mito de la Taberna", que para el caso es lo mismo o parecido.
En la taberna se habla de todo lo divino y lo humano y se arregla el mundo en dos patadas, de modo que, como buenos tabernícolas, hemos decidido liarnos la manta a la cabeza y echarnos al monte para hacer lo propio. Si a partir de ahora ustedes ven que el mundo no mejora, no nos culpen, nosotros le ponemos el máximo interés y declinamos cualquier responsabilidad.
Una cosa está totalmente prohibida: que abandonen este blog. Hagan el favor, hombre, tampoco cuesta tanto...
P.S.: Esta introducción está llena de tópicos. No es premeditado, es que el prologuista no da para más, qué le vamos a hacer. Si alguien conoce tópicos más originales (toma contradicción), nos lo haga saber, por favor.
4 comentarios:
Un clásico... de esos que debieran formar parte de los programas de estudios en escuelas y colegios, al menos por estos pagos.
Todo plenamente actual, y se quedan cortos.
Tontos y tontas, estúpidos y estúpidas, analfabetos y analfabetas, cantamañanas y cantamañanos..., etc.
Gilipollos y gilipollas...
Una demostración profética por parte de Monty Python del sinsentido al que puede conducir la utilización perversa e ignorante del lenguaje, aunque esa utilización sea por causas justas y legítimas.
Publicar un comentario