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lunes, 22 de octubre de 2018

El arrabal del tango/ 32 - Discepolín


En esta serie hay ya,  como no podía ser menos, unos pocos tangos de Enrique Santos Discépolo. Es que Discépolo, si no es EL TANGO, se le parece mucho, con esas letras que le dan un buen repaso a la vida y ponen al mundo en su lugar (no olvidemos que es el autor de Cambalache).
Ya va siendo hora de que este blog le dedique un homenaje. Modesto, eso sí, pero sentido. Allá vamos.

Discepolín fue escrita por Homero Manzi (letra) y Aníbal Troilo (música) como reconocimiento a quien lo fue todo en el tango.
Cuentan que, en la medianoche, Manzi dictó a su amigo Troilo la letra por teléfono desde el sanatorio donde estaba internado. Al alba, Troilo había terminado la música. Manzi, que murió poco después, había querido dejar un mensaje de aliento a su amigo Discépolo, que estaba siendo atacado por sus posiciones políticas, a tal punto que llegaron a insultarlo en su propio domicilio en la avenida Callao. Esto hoy se llamaría escrache.
Aunque se le considera el último tango de Manzi, el actor Osvaldo Miranda creía recordar haber escuchado el poema bastante tiempo antes, recitado por el propio Homero en casa de Discépolo. Añade Osvaldo que fue una de las pocas veces que Discépolo lloró en público. De modo que quién sabe.

Discepolín lo grabó Anibal Troilo y su orquesta típica con la voz de Raúl Berón en abril o mayo de 1951. Le siguieron las grabaciones de Francini-Pontier, con el cantante Héctor Montes y de Osvaldo Fresedo y su orquesta típica con Héctor Pacheco.


Discepolin - Aníbal Troilo y Raúl Berón, 1951

Discepolín


Sobre el mármol helado, migas de medialuna
y una mujer absurda que come en un rincón;
tu musa está sangrando y ella se desayuna,
el alba no perdona, no tiene corazón...
Al fin, ¿quién es culpable de la vida grotesca
y del alma manchada con sangre de carmín?
Mejor es que salgamos antes de que amanezca,
antes de que lloremos, viejo Discepolín...

Conozco de tu largo aburrimiento
y comprendo lo que cuesta ser feliz,
y al son de cada tango te presiento
con tu talento enorme y tu nariz,
con tu lágrima amarga y escondida,
con tu careta pálida de clown
y con esa sonrisa entristecida
que florece en verso y en canción.

La gente se te arrima con su montón de penas
y tú las acaricias casi con temblor;
te duele como propia la cicatriz ajena:
aquél no tuvo suerte y ésta no tuvo amor...
La pista se ha poblado al ruido de la orquesta,
se abrazan bajo el foco muñecos de aserrín...
¿No ves que están bailando? ¿No ves que están de fiesta?
Vamos, que todo duele, viejo Discepolín...


Discepolín - Francini - Pontier - Héctor Montes

El poeta Roberto Jorge Santoro, hecho desaparecer por elementos del terrorismo de estado en 1977,  dedicó este poema a Discépolo: 

Enrique Buenos Aires
(a Enrique Santos Discépolo)

Con usted, la ciudad sentía un poco de vergüenza.
Ahora, sin usted, hermano Enrique, Buenos Aires,
de puta nomás, cambió la cara.
llegó como un gorrión 
hizo la cola de la vida
le dieron un modelo de corazón que no se usaba

usted vino
puso el amor de cara a la ventana 
le dio cuerda al asunto de la calle
a dios lo tuvo en jaque con un tango 
le ganó todo el dolor a la baraja

grela la suerte señor
qué palabrero
las mesas de café se niegan a olvidarlo

¿para qué más?
era la desnudez primera 
la mano amarga
la rueda loca 
el desencanto

pidió permiso
pero sacó de prepo a la esperanza de la cucha

y ya hace un tango que quiere volver
su silbido varón que no regresa

el bufoso de la muerte
se lo llevó con miedo al otro barrio

denle paso
que pase su camisa
Enrique fue la mitad de Buenos Aires


Discépolo, sus tangos, el cine, la radio

El "Mordisquito"

4 comentarios:

carlos perrotti dijo...

Actor, músico, poeta, dramaturgo, guionista, cronista radial, director de cine... Un artista Discepolín, ya un clásico, ícono de la argentinidad, al que por sus posiciones políticas (en una Argentina que ya no existe) le hicieron el peor escrache que un artista buen tipo y solidario como él podría soportar.

Debés conocer, Juan, la anécdota de cuando compraron todas las entradas de una de sus obras para que al salir escena se encontrara con el teatro vacío.

La pasó mal Discepolo tras la caída del primer peronismo con el cual él también tuvo sus cortocircuitos... Esto no lo admiten los peronistas, es de las tantas cosas que no admiten, de haber recibido y cobijado en el país a 200 nazis tampoco.

Tu relato sobre la composición de "Discepolín" por parte de Manzi y Troilo es impecable. Ambas escenas aún no tienen confirmación.

Lo que desconocía era el poema de Santoro. Imperdonable desconocer durante tanto tiempo ("ya hace un tango") la maravilla de estos versos entre los cuales elijo "pidió permiso pero sacó de prepo a la esperanza de la cucha" de nítido espíritu discepoliano, como parafraseando el mito de la caja (la cucha) de Pandora que albergaba la esperanza...

Felicitaciones, Juan, por tu homenaje a Disceopín.

Juan Nadie dijo...

Muchas gracias, Carlos.

Lo pasó mal Discepolín, sí, pero aunque fue afín al peronismo (nadie es perfecto y todo el mundo tiene derecho a equivocarse), siempre tuvo sus dudas y sus más y sus menos con las prácticas peronistas, algo que le amargó la vida y seguramente se la acortó. Sabía de los escraches, pero no conocía la anécdota de la compra de todas las entradas del teatro, qué bárbaro.

En todo caso, con sus contradicciones (¿y quién no las tiene?), Discépolo ha quedado como lo que fue: un hombre comprometido con su tiempo y un analista agudo y mordaz de la época que le tocó vivir/morir.

Por cierto, yo también desconocía el poema de Santoro (desde hace muchos tangos), me lo encontré por ahí buscando datos del viejo Discepolín.
"Enrique fue la mitad de Buenos Aires". Me quedo con eso.

carlos perrotti dijo...

Creo que puede aportar a tu entrada. Una de las obras escrachadas fue el unipersonal donde hacía el monólogo "No hay té de Ceylán", creo que en el Teatro Premier de la Avenida Corrientes casi Montevideo, a pocas cuadras de donde vivía en la Avenida Callao.

http://www.telam.com.ar/notas/201211/260-la-vigencia-de-mordisquito.html

Juan Nadie dijo...

Magnífico. Añadiré el enlace.

Muchas gracias.

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