Lean lo que escribe uno de esos "economistas" anónimos y beneméritos que pululan por la Red para explicarnos, de una forma que entendemos todos, lo que nos está ocurriendo en los últimos tiempos:
"Heidi es la propietaria de un bar en New York. Como es natural, quiere aumentar las ventas, y decide permitir que sus clientes, la mayoría de los cuales son alcohólicos en paro, beban hoy y paguen otro día. Va anotando en un cuaderno todo lo que consumen cada uno de sus clientes. Esta es una manera como otra cualquiera de concederles préstamos.
Muy pronto, gracias al boca a boca, el bar de Heidi se empieza a llenar de más clientes.
Como sus clientes no tienen que pagar al instante, Heidi decide aumentar los beneficios subiendo el precio de la cerveza y del vino, que son las bebidas que sus clientes consumen en mayor cantidad. El margen de beneficios aumenta vertiginosamente.
Un empleado del banco hipotecario más cercano, muy emprendedor y que trabaja de director en la sección de servicio al cliente, se da cuenta de que las deudas de los clientes del bar son activos de alto valor y decide aumentar la cantidad del préstamo a Heidi. El empleado del banco no ve ninguna razón para preocuparse, ya que el préstamo bancario tiene como base para su devolución las deudas de los clientes del bar.
En las oficinas del banco los directivos convierten estos activos bancarios en "bebida-bonos", "alco-bonos" y "vomita-bonos" bancarios. Estos bonos pasan a comercializarse y a cambiar de manos en el mercado financiero internacional. Nadie comprende en realidad qué significan esos nombres tan raros; tampoco entienden qué garantía tienen estos bonos, ni siquiera si tienen alguna garantía o no. Pero como los precios siguen subiendo constantemente, el valor de los bonos sube también constantemente.
Sin embargo, aunque los precios siguen subiendo, un día un asesor de riesgos financieros que trabaja en el mismo banco (asesor al que por cierto despiden pronto a causa de su pesimismo) decide que ha llegado el momento de demandar el pago de las deudas de los clientes del bar de Heidi.
Pero, claro está, no pueden pagar las deudas.
Heidi no puede devolver sus préstamos bancarios y entra en bancarrota. Los "bebida-bonos" y los "alco-bonos" sufren una caída de un 95% de su valor. Los "vomito-bonos" van ligeramente mejor, ya que sólo caen un 80%.
Las compañías que proveen al bar de Heidi, que le dieron largos plazos para los pagos y que también adquirieron bonos cuando su precio empezó a subir, se encuentran en una situación inédita. El proveedor de vinos entra en bancarrota, y el proveedor de cerveza tiene que vender el negocio a otra compañía de la competencia.
El gobierno interviene para salvar al banco, tras conversaciones entre el presidente y los líderes de los otros partidos políticos.
Para poder financiar el rescate del banco, el gobierno introduce un nuevo impuesto muy elevado que pagarán los abstemios."
Esto sí que se entiende bien.
"Heidi es la propietaria de un bar en New York. Como es natural, quiere aumentar las ventas, y decide permitir que sus clientes, la mayoría de los cuales son alcohólicos en paro, beban hoy y paguen otro día. Va anotando en un cuaderno todo lo que consumen cada uno de sus clientes. Esta es una manera como otra cualquiera de concederles préstamos.
Muy pronto, gracias al boca a boca, el bar de Heidi se empieza a llenar de más clientes.
Como sus clientes no tienen que pagar al instante, Heidi decide aumentar los beneficios subiendo el precio de la cerveza y del vino, que son las bebidas que sus clientes consumen en mayor cantidad. El margen de beneficios aumenta vertiginosamente.
Un empleado del banco hipotecario más cercano, muy emprendedor y que trabaja de director en la sección de servicio al cliente, se da cuenta de que las deudas de los clientes del bar son activos de alto valor y decide aumentar la cantidad del préstamo a Heidi. El empleado del banco no ve ninguna razón para preocuparse, ya que el préstamo bancario tiene como base para su devolución las deudas de los clientes del bar.
En las oficinas del banco los directivos convierten estos activos bancarios en "bebida-bonos", "alco-bonos" y "vomita-bonos" bancarios. Estos bonos pasan a comercializarse y a cambiar de manos en el mercado financiero internacional. Nadie comprende en realidad qué significan esos nombres tan raros; tampoco entienden qué garantía tienen estos bonos, ni siquiera si tienen alguna garantía o no. Pero como los precios siguen subiendo constantemente, el valor de los bonos sube también constantemente.
Sin embargo, aunque los precios siguen subiendo, un día un asesor de riesgos financieros que trabaja en el mismo banco (asesor al que por cierto despiden pronto a causa de su pesimismo) decide que ha llegado el momento de demandar el pago de las deudas de los clientes del bar de Heidi.
Pero, claro está, no pueden pagar las deudas.
Heidi no puede devolver sus préstamos bancarios y entra en bancarrota. Los "bebida-bonos" y los "alco-bonos" sufren una caída de un 95% de su valor. Los "vomito-bonos" van ligeramente mejor, ya que sólo caen un 80%.
Las compañías que proveen al bar de Heidi, que le dieron largos plazos para los pagos y que también adquirieron bonos cuando su precio empezó a subir, se encuentran en una situación inédita. El proveedor de vinos entra en bancarrota, y el proveedor de cerveza tiene que vender el negocio a otra compañía de la competencia.
El gobierno interviene para salvar al banco, tras conversaciones entre el presidente y los líderes de los otros partidos políticos.
Para poder financiar el rescate del banco, el gobierno introduce un nuevo impuesto muy elevado que pagarán los abstemios."
Esto sí que se entiende bien.
4 comentarios:
O sea, que al final todo lo que estamos pasando es culpa de una idea estúpida de un personaje anodino de un lugar cualquiera en el ancho mundo?
Ya me quedo más tranquilo!
Ahora en serio, las operaciones de riesgo o como quieran llamarse deberían estar más vigiladas. El intercambio de cosas tangibles siempre fue lo más seguro.
El ejemplo es muy bueno.
Entendido, yo creo que soy abstemio, al menos en este caso.
Ya lo conocía, aunque no deja de ser una manera muy clara de explicarlo,jeje
Besitos
La pregunta del millón es si toda la culpa la tiene el propietario del bar y el banco. Será que los que pedían los tragos y cervezas sin tener con que pagar no deben compartir la culpa? No sé... Solo digo que esto se beber o vivir con plata ajena siempre pasa factura.
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