Hoy es el santo de Pepiño Blanco, uno de mís ídolos.
¡Felicidades, Pepiño, monstruo, campeón! Acuérdese de Revilluca, hombre, que está que no vive con el AVE.
Todos ustedes conocen el "Mito de la Caverna" de Platón. Si no es así, disimulen y comiencen a leer.
Nosotros, los habitantes de este blog, que somos más chulos que un ocho, nos hemos sacado de la manga un mito "ad hoc": el "Mito de la Taberna", que para el caso es lo mismo o parecido.
En la taberna se habla de todo lo divino y lo humano y se arregla el mundo en dos patadas, de modo que, como buenos tabernícolas, hemos decidido liarnos la manta a la cabeza y echarnos al monte para hacer lo propio. Si a partir de ahora ustedes ven que el mundo no mejora, no nos culpen, nosotros le ponemos el máximo interés y declinamos cualquier responsabilidad.
Una cosa está totalmente prohibida: que abandonen este blog. Hagan el favor, hombre, tampoco cuesta tanto...
P.S.: Esta introducción está llena de tópicos. No es premeditado, es que el prologuista no da para más, qué le vamos a hacer. Si alguien conoce tópicos más originales (toma contradicción), nos lo haga saber, por favor.
5 comentarios:
Jajajaja.. mala lexe lleva la felicitación... jajajaja
Por cierto, está precioso de párvulo el Pepiño.
Un abrazo.
Este es el académico intelectual del Desgobierno.
Veo que te acuerdas mucho de tus amigos, eso está bien.
Así como le veis, así sigue... igual que un niño ('...y tu más').
eso, eso: ¡felicidades, so monstruo!
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