- Imagina -proseguí- una taberna de amplia entrada, por la que penetra la luz en abundancia; y en el fondo de ella, unos hombres que han estado en ella desde niños, de forma que no conocen otra cosa; y estos hombres se encuentran atados de pies y manos de espaldas a la luz, de modo que les resulta imposible volverse y verla; y delante de los hombres hay una barra, como las que se encuentran de corriente en las tabernas.
- Ya lo veo -dijo.
- Pues bien, ve ahora por debajo de esa barra a unos hombres portando ánforas, de modo que a los prisioneros sólo les resultarán visibles estas últimas; y de estas ánforas unas contendrán cerveza; otras, las más, vino; y finalmente algunas contendrán licores y bebidas espirituosas.
- ¡Qué extraña escena -dijo- y qué extraños prisioneros!
- Iguales que como tú y yo nos encontramos ahora -le repliqué-. Coincidirás ahora en que, puesto que no conocen otra cosa y se ven atraídos a ello por el hambre y la sed, los prisioneros tratarán de alcanzar las ánforas para beber su contenido.
- No podría ser de otra manera -respondió.
- Sin embargo -contesté-, la mayor parte de los prisioneros no podrán tomar en sus manos los recipientes debido a sus ataduras; pero si uno de ellos, liberándose de sus cadenas, llega hasta ellos, tratará inmediatamente de saciar su sed con el vino y la cerveza que contienen.
- Estoy de acuerdo -respondió.
- Ahora bien, a medida que el hombre va llenando su vientre del líquido, se desvanecerá su visión de la barra y de las ánforas; y aparecerán ante él nuevas y variadas imágenes. Y ¿no crees que al principio se verá sorprendido y extrañado por la multiplicidad y el brillante colorido de estas, y no deseará sino volver al lugar que ocupaba junto a los demás prisioneros?
- Así lo creo -dijo.
- Pero, a medida que se adentra en estas imágenes, ¿no juzgará que ellas son la verdadera realidad, y que lo que él tenía por verdadero anteriormente no eran sino sombras?. Y, dado el suficiente tiempo y el suficiente alcohol, ¿no acabará por comprender que de estas visiones emana lo que antes creía la verdadera realidad, y que esta no es sino una imitación de ellas?
- Estoy de acuerdo -dijo-, en la medida en que soy capaz de seguirte.
- Y ¿no consideras que el hombre no querrá ahora en modo alguno volver junto a los demás y, si lo hace, lo que sólo podrá ser cuando sea arrastrado y traído por la fuerza, querrá acercar a los labios de los demás las ánforas de modo que puedan conocer como él la verdadera realidad?
- Sin duda -dijo.
- ¿No hemos de concluir, pues, -dije- que la bebida es la única forma de acceder al verdadero conocimiento y que es ella la que debe dirigir nuestra investigación sobre las Ideas?
- Así lo creo -dijo.
Frases del pueblo
The Steel Wheels - Wild As We Came Here (2017)
miércoles, 9 de enero de 2008
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3 comentarios:
Muy bien empleada esa mayéutica, Sóctres, que eres un Sócrates
Quise decir Sócrates
Bien empleado este mito
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