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sábado, 31 de mayo de 2008
Nos estamos olvidando de alguien

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4 comentarios:
Sí, es verdad, las instituciones se acuerdan de alguien cuando se acuerdan. Bueno, igual es lo que se llama "justicia poética", porque parece ser que Juan Ramón era como persona un ser bastante detestable, pero en fin, nadie es perfecto. Su poesía sí que tendía a serlo.
Detestable o aborrecible desde tu solo e intrasferible punto de vista verdad?
Pues no, resulta que no es mi punto de vista, sino el de la gente que lo conoció. Como es evidente yo no pude conocerlo, ni por edad ni por circunstancias, pero aún estoy por leer algún texto laudatorio sobre la vida del poeta. Qué casualidad que todos. o la inmensa mayoría coindidan en lo mismo, aportando datos: por lo visto era un bicho, qué le vamos a hacer. Tuvo a su esposa, la gran Zenobia Camprubí, traductora inmensa del poeta Rabindranath Tagore (la única hasta hace muy poco), completamente anulada por su superego. A sus compañeros poetas, no es que los ninguneara, sino que los puteaba siempre que podía (veáse su relación con Azorín). No le servía nada que no fuese él.
En fin, quedémonos con su poesía maravillosa, que es lo que procede, y hagámosle homenajes, naturalmente, pero dejemos estar lo demás; un ser humano es un ser humano.
Ah, no sabía de todo esto que me cuentas, si sabía que estuvo varias veces ingresado por depresiones.
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