Juan Fernando López Aguilar fue ministro del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero desde abril de 2004 a febrero de 2007. Durante ese período perpetró una ley absurda y profundamente injusta. Una de esas leyes que se promulgaban entonces simplemente por intentar quedar como los más guay del universo mundo: la Ley Orgánica 1/2004 o Ley Orgánica contra la Violencia de Género.
Dicho bodrio propugna que la mera presentación de una denuncia por parte de una mujer basta para considerar culpable al denunciado. Éste debe probar su inocencia, algo muy propio de regímenes totalitarios. Pero es que además, la ley olvida flagrantemente a otras víctimas de la violencia doméstica como los niños, los ancianos y los hombres en general. Las amenazas y coacciones son delito cuando la víctima es mujer; si se trata de un hombre, un niño o un anciano, la cosa queda en simple falta.
Esto ha dado lugar a montones de denuncias falsas. En los primeros siete años de aplicación de la ley, los juzgados recibieron más de un millón de denuncias, que dieron lugar a 328.045 sentencias, 207.997 condenatorias (20% aprox.) y 120.048 exculpatorias (12%); 706.568 casos (68%) no llegaron a juzgarse por improcedentes. En siete años, fueron exculpados 826.616 denunciados (aprox. el 80%). Es decir, las denuncias falsas aumentaron exponencialmente, en muchos casos azuzadas por los propios abogados de las denunciantes, para sacar tajada ambos. Pero eso a López Aguilar le importaba muy poco: en julio de 2006 declaraba, con la inteligencia de que suelen hacer gala los ministros, que "ese era un coste asumible".
Bueno, pues resulta que ahora el señor López Aguilar ha sido denunciado por su exmujer e imputado por un delito de violencia de género. El exministro se defiende asegurando que es una denuncia falsa, y poco menos que llama loca a su antigua compañera. Ella asegura que el loco es él.
No sé quién tendrá razón, ni cuál será la verdad, lo dirá la justicia, pero todo esto da lugar a pensar que cuando las cosas serias se hacen a lo loco y con los pies, lo más probable es que se vuelvan en contra.
Seguramente ahora mismo López Aguilar esté meditando si no hubiese sido mejor dedicarse a dibujar caricaturas, que lo hace muy bien, por cierto.
Dicho bodrio propugna que la mera presentación de una denuncia por parte de una mujer basta para considerar culpable al denunciado. Éste debe probar su inocencia, algo muy propio de regímenes totalitarios. Pero es que además, la ley olvida flagrantemente a otras víctimas de la violencia doméstica como los niños, los ancianos y los hombres en general. Las amenazas y coacciones son delito cuando la víctima es mujer; si se trata de un hombre, un niño o un anciano, la cosa queda en simple falta.
Esto ha dado lugar a montones de denuncias falsas. En los primeros siete años de aplicación de la ley, los juzgados recibieron más de un millón de denuncias, que dieron lugar a 328.045 sentencias, 207.997 condenatorias (20% aprox.) y 120.048 exculpatorias (12%); 706.568 casos (68%) no llegaron a juzgarse por improcedentes. En siete años, fueron exculpados 826.616 denunciados (aprox. el 80%). Es decir, las denuncias falsas aumentaron exponencialmente, en muchos casos azuzadas por los propios abogados de las denunciantes, para sacar tajada ambos. Pero eso a López Aguilar le importaba muy poco: en julio de 2006 declaraba, con la inteligencia de que suelen hacer gala los ministros, que "ese era un coste asumible".
Bueno, pues resulta que ahora el señor López Aguilar ha sido denunciado por su exmujer e imputado por un delito de violencia de género. El exministro se defiende asegurando que es una denuncia falsa, y poco menos que llama loca a su antigua compañera. Ella asegura que el loco es él.
No sé quién tendrá razón, ni cuál será la verdad, lo dirá la justicia, pero todo esto da lugar a pensar que cuando las cosas serias se hacen a lo loco y con los pies, lo más probable es que se vuelvan en contra.
Seguramente ahora mismo López Aguilar esté meditando si no hubiese sido mejor dedicarse a dibujar caricaturas, que lo hace muy bien, por cierto.
9 comentarios:
No lo conozco pero parece miembro de esa fauna que llevó al Nano a cantar: "entre esos tipos y yo..."
Desde luego, no es de los políticos más impresentables, pero con esa ley la lió. No se pueden hacer las cosas por contentar exclusivamente a un colectivo, sin pensar en los demás.
El Consejo General del Poder Judicial tuvo serias dudas sobre la constitucionalidad de la ley, y algunos jueces la denunciaron abiertamente, jugándose su prestigio:
http://lamiradainmovil.blogspot.com.es/2009/12/dar-la-cara-para-que-te-la-partan.html
Tema de los complicados. Entiendo la intención de ese apartado de la ley, pues ante una situación de peligro real para la mujer resulta una protección inmediata, que es lo prioritario. Lo que no veo bien es que uno tenga que demostrar su inocencia, lo más lógico es demostrar la culpabilidad, que tampoco es fácil. No es justo que alguien denuncie, por venganza, por hacer daño, sin ninguna prueba, y que su palabra sea suficiente para encarcelar a alguien. Que alguien puede presentar pruebas falsas también, lo sabemos.
Es muy triste que haya mujeres que aprovechen esas "armas legales" para vengarse, y al mismo tiempo no hay que obviar el desprecio que muestran ante las mujeres que sí están en serio peligro, y el perjuicio que les causan.
Otro tema sería el porqué de la violencia machista, que es el fondo, estudiarlo seriamente, que creo que no se ha hecho.
Es que el problema está precisamente en que con esta ley cualquiera (mujer, por supuesto) puede denunciar sin ninguna prueba o con pruebas falsas, por venganza, animadversión o lo que sea. Con esto, efectivamente, le hace un flaco favor a las mujeres que realmente están siendo agredidas, que además no suelen denunciar por miedo.
Una auténtica chapuza de ley.
Conviene saber, que hasta la llegada de Zapatero al poder no se contabilizaba el numero de mujeres muertas en el seno del hogar, andaban por encima de la centena, en 2015, doce.
Ya, lo que trata este post es poner en evidencia la chapuza de ciertas leyes hechas desde el partidismo. Ahora toca hablar de ésta, porque así lo obliga la actualidad, pero podríamos hablar de otras, y de otro signo.
Y parecía un tipo afable y dicharachero....
Y quizá lo sea, pero, ay, es un político profesional.
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