En esta serie hay ya, como no podía ser menos, unos pocos tangos de Enrique Santos Discépolo. Es que Discépolo, si no es EL TANGO, se le parece mucho, con esas letras que le dan un buen repaso a la vida y ponen al mundo en su lugar (no olvidemos que es el autor de Cambalache).
Ya va siendo hora de que este blog le dedique un homenaje. Modesto, eso sí, pero sentido. Allá vamos.
Discepolín fue escrita por Homero Manzi (letra) y Aníbal Troilo (música) como reconocimiento a quien lo fue todo en el tango.
Cuentan que, en la medianoche, Manzi dictó a su amigo Troilo la letra por teléfono desde el sanatorio donde estaba internado. Al alba, Troilo había terminado la música. Manzi, que murió poco después, había querido dejar un mensaje de aliento a su amigo Discépolo, que estaba siendo atacado por sus posiciones políticas, a tal punto que llegaron a insultarlo en su propio domicilio en la avenida Callao. Esto hoy se llamaría escrache.
Aunque se le considera el último tango de Manzi, el actor Osvaldo Miranda creía recordar haber escuchado el poema bastante tiempo antes, recitado por el propio Homero en casa de Discépolo. Añade Osvaldo que fue una de las pocas veces que Discépolo lloró en público. De modo que quién sabe.
Discepolín lo grabó Anibal Troilo y su orquesta típica con la voz de Raúl Berón en abril o mayo de 1951. Le siguieron las grabaciones de Francini-Pontier, con el cantante Héctor Montes y de Osvaldo Fresedo y su orquesta típica con Héctor Pacheco.
Discepolín fue escrita por Homero Manzi (letra) y Aníbal Troilo (música) como reconocimiento a quien lo fue todo en el tango.
Cuentan que, en la medianoche, Manzi dictó a su amigo Troilo la letra por teléfono desde el sanatorio donde estaba internado. Al alba, Troilo había terminado la música. Manzi, que murió poco después, había querido dejar un mensaje de aliento a su amigo Discépolo, que estaba siendo atacado por sus posiciones políticas, a tal punto que llegaron a insultarlo en su propio domicilio en la avenida Callao. Esto hoy se llamaría escrache.
Aunque se le considera el último tango de Manzi, el actor Osvaldo Miranda creía recordar haber escuchado el poema bastante tiempo antes, recitado por el propio Homero en casa de Discépolo. Añade Osvaldo que fue una de las pocas veces que Discépolo lloró en público. De modo que quién sabe.
Discepolín lo grabó Anibal Troilo y su orquesta típica con la voz de Raúl Berón en abril o mayo de 1951. Le siguieron las grabaciones de Francini-Pontier, con el cantante Héctor Montes y de Osvaldo Fresedo y su orquesta típica con Héctor Pacheco.
Discepolín