No sólo a un servidor le aterroriza el auge de los populismos de toda índole y condición en esta época de descrédito de las instituciones y de hartazgo del personal. Rosa Montero lo explica muy bien en EL PAÍS de hoy y sus reflexiones sirven para TODO TIPO de populismos:
Cuncta fessa
No sé si han visto la terrible foto de Darius, el gitano de dieciséis años apaleado hasta el coma en un suburbio de París y abandonado como un fardo de carne rota en un carrito de supermercado. EL PAÍS denunciaba ayer los riesgos del sensacionalismo; la familia de la víctima no deseaba que se publicara la foto y eso es prioritario, desde luego, pero, por otro lado, ¡es una imagen tan reveladora de la brutalidad racista, fascista e intolerante que está creciendo como la espuma por todas partes! A lo largo de mi vida he deseado en varias ocasiones, por pura desesperación, irme de España; ahora deseo irme de esta Europa que revienta a palos a los Darius. Aumenta por doquier la nostalgia del autoritarismo; la gente quiere respuestas simplificadoras y tranquilizadoras, la gente quiere seguridad al precio que sea y todo eso fomenta el populismo. Ya hemos vivido esto en Europa, pero el desconocimiento del pasado puede obligarnos a repetirlo. He oído decir a personas de 40 años que ahora hay en España menos libertades que en época de Franco, una afirmación tan ignorante que incluso da miedo (verán, en una dictadura no puedes expresar tus ideas en una cafetería, por si te oyen, y a veces ni te atreves a hablar en voz alta en tu casa, por los vecinos). El primer emperador romano, Octavio Augusto, consiguió sus inmensos y abusivos poderes porque la República se los otorgó de buen grado. ¿Y por qué hizo semejante barbaridad la República romana, por qué se suicidó? Cuncta fessa, explicó Tácito: “Todo el mundo está cansado”. Sí, estaban cansados de la inseguridad política y social y no creían en las instituciones. Así perdió Roma sus derechos y libertades durante siglos. A veces los pueblos se suicidan.
ROSA MONTERO
EL PAÍS, 24-06-2014
El caso es que el Octavio Augusto actual es el bipartidismo al servicio del despótico capitalismo.
ResponderEliminarPor cierto, el morro que tienen ciertos parlamentarios protestando por aforamientos indebidos sin renunciar al propio, es incalificable. Algunos, incluso en un acto vergonzante, se abstienen de la votación colaborando al cachondeo.
ResponderEliminarEs que es cierto. Lo grave es que ese desconocimiento no existe, se sabe lo que ha sucedido en el pasado, no es ignorancia, es ponerse una venda en los ojos y caer en los mismos errores y entrar en los mismos círculos viciosos y en guerras de pulsos que buscan la eliminación del contrario, no el consenso ni el bienestar mayoritario, sino sus propios intereses. De eso y de otra cosas se aprovechan los populismos, efectivamente.
ResponderEliminarEso, Gato, clama al cielo. No tienen vergüenza ni decencia.
ResponderEliminarNo voy a estar de acuerdo con el primer comentario de Gatopardo, pero bien está, se entiende lo que quiere decir.
ResponderEliminarCon el segundo sí, absolutamente.
Hay algunos, Marian, que, por contentar a tirios y troyanos, hacen lo que sea, aunque esto suela ser el ridículo, y lo peor para ellos es que la gente no lo va a entender. Llevan haciéndolo unos cuantos años, y así les va, claro.
ResponderEliminarAy, no sé. Hacen cuatro golpes de efecto en el momento oportuno y les acaba saliendo bien la jugada.
ResponderEliminarYo... con el gato en los dos .
ResponderEliminarEstá bien, pero es que el caso de Octavio Augusto es bien diferente. Otras épocas, claro.
ResponderEliminarSi, pero el despotismo es el mismo.
ResponderEliminarNo exactamente, pero se ha entendido perfectamente desde el principio.
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