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Se acercan las Generales, y los partidos políticos ya están como una moto.

- Si me votáis, os daré una propinilla de 400 €. ¿Qué os parece?

- Pues yo, si salgo elegido, prometo bajaros los impuestos hasta que casi ni los veáis, ¡hala!

- No hagáis caso, yo voy a crear tropecientos mil millones de puestos de trabajo en cuanto salga elegido (es que antes no tuve tiempo), chincha.

- ¡Bah! Yo voy a hacer... ¡Uy, lo que voy a hacer!

Y así todo el tiempo.

Hoy mismo aparece en todos los diarios una noticia, acompañada de los correspondientes comentarios, sobre lo conveniente que es la tensión en el juego político (¡!) No pienso decir nada, la noticia se comenta por sí sola.

Señores políticos, excelentísimos señores, sus señorías (podemos llamarlos como ustedes quieran, no nos duelen prendas), ¿por qué se empeñan en seguir tildándonos de imbéciles?

Limítense a hacer su trabajo lo mejor que sepan, que para eso les pagamos, pero no traten de engañarnos con caramelos, como a los niños.

Iremos a votar la mayoría, claro que sí, faltaría más, aunque muchos lo haremos con la nariz tapada, que lo sepan.

Pues nada, a mandar. A mandar nosotros los votantes, quiero decir. En las urnas. El 9 de Marzo.