El pensamiento tiene alas; nada puede detener su vuelo.
Averroes, médico y filósofo andalusí, intentando consolar a uno de sus discípulos, que lloraba viendo arder la biblioteca de su maestro, destruída por el fundamentalismo musulmán que ya entonces existía.
Como consuelo está bien, incluso creo que las alas de ese pensamiento siguen aleteando aunque corten las cabezas para impedir que sigan pensando. La cosa es: ¿cómo poder impedir que sigan cortando cabezas y acabar con ese terrorismo?. Lo tenemos crudo.
ResponderEliminarY tan crudo. Y todavía hay quien habla de Alianza de Civilizaciones. No hay alianza que valga mientras hablemos idiomas ideológico-religiosos completamente contrapuestos: "Yo no necesito tu respeto, necesito acabar contigo porque no piensas como yo". Pues mira qué bien, seguimos avanzando, unos más que otros.
ResponderEliminarCoraje y basta de mariconadas, diría un tango.
ResponderEliminarEntre los arduos y crueles padecimientos que le ha tocado enfrentar a la humanidad todavía falta uno de los peores: asumir que hemos causado tanto daño como el que nos han causado y dejar de cometerlo, no importa lo que el otro haga o haya hecho, diferenciarse, tarea más bien súper-humana, algo así proponía Daniel Barenboim para el sempiterno conflicto palentino-israelí, comportarse así, hacerlo aún a precio de que el otro se quede solo con sus odios y se pegue un tiro.
Parece fácil. Lo que significa que es difícil lograrlo. Qué sé yo. Estoy pensando en voz alta.
“Cuántas muertes más van a ser necesarias para que nos demos cuenta que ya han muerto demasiados” sigue cantando en el viento uno que yo sé.
Volvamos al coraje de Voltarie que dijo algo así como “daría mi vida para que puedas seguir pensando eso que yo no pienso y con lo que no estoy de acuerdo. “
Bah, eso es lo que pienso.
No puedo añadir nada más, ya lo has dicho tú todo y estoy de acuerdo.
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