Acabo de toparme con esta versión de Hey Joe (Jimi Hendrix, ¿te acuerdas?) que me ha gustado más que la tan famosa, conocida por todos.
Tim O'Brien - Voz y Mandolina
Jerry Douglas - Dobro
John Doyle - Guitarra Acústica
Todd Parks - Contrabajo
Me gusta, me gusta.
ResponderEliminarDecía Willy Deville - que la hizo con mariachis - que al ser una canción tradicional de la frontera seguro que había sido tocada de todas las formas posibles.
De todas maneras conviene volver de vez en cuando a la de Jimi también. Es una canción que de tan oída parece que ya no tiene más que rascar, pero si consigues escucharla con las "orejas limpias" sigue siendo una maravilla.
Me gustan las dos, es que parecen dos canciones diferentes, lo que no me gusta es la letra, el tema, "un machito matador" porque era suya. Que hay cada letra, que vaya. Que eran otros tiempos (sólo hay que escuchar "My man" de Billie Holiday), pero sigue siendo un poquillo peligrosa, si cae en oídos no formados.
ResponderEliminarNo hay de qué preocuparse. En esta taberna todo el mundo tiene los oidos muy formados, ya te habrás dado cuenta.
ResponderEliminarY si no para eso estamos aquí también, que lo mismo valemos para un roto que para un descosido.
En cuanto a lo de las orejas limpias, Xibeliuss, tengo los oidos tan formados que me están saliendo hasta tapones.
No sé, creo que tendré que hacérmelo mirar.
Hay una milonga argentina que trata el mismo tema, el crimen pasional.
ResponderEliminarA ver si lo encuentro.
Tranquilo, como en esta taberna somos lentos (Marian dixit) sabremos y podremos esperar.
ResponderEliminarBueno, eso de crimen "pasional" que mal suena. La pasión es otra cosa y no comete crímenes, sino todo lo contrario.
ResponderEliminarLas personas no tienen dueño (lo digo cantando).
Venga, quiero un roto (gulitas, huevo frito y patatitas), un vinito (Rioja) del tiempo, tirando a frío.
ResponderEliminarSabremos y podremos esperar, ya te digo.
Casi tan buena como la de Jimi :-)
ResponderEliminarNo, en serio, extraordinaria versión. La de Jimi era producto de su época y no había forma de hacerla mejor con los mimbres con los que se trabajaba por entonces.
No hagas caso a la letra, Marian, si todos sabemos de qué va la vaina.