Al principio, es nada. Tan sólo un soplo, un escalofrío de escamas, un recorrer de sombra como nube marina que se rasga en los radiales tentáculos de una medusa. No se dirá que el mar se conmovió y que de este temblor se ha de formar la ola. Con el mecer del mar oscilan peces y los brazos de las algas, serpentinos, a la corriente se doblan, como al viento el trigo de la tierra, la crin de los caballos. Entre dos infinitos de azul la ola avanza, toda de sol cubierta, resplandeciente, líquido cuerpo, inestable, de agua ciega. De lejos acude el viento, transportando el polen de las flores y los demás perfumes de la tierra confrontada, oscura y verde. Tronando, la ola se envuelve, y fecunda se lanza al viento aguardando en el lecho de rocas negras que se erizan de agudas uñas y vidas efervescentes. Las aguas se suspenden en lo alto en el instante final de la gestación sin par. Y cuando, en un rapto de vida que comienza, la ola se quiebra y rompe contra el acantilado.
Estupendo poema de Saramago. Pedro Barroso, a quien no conocía, le da emoción.
Hombre, Nando..., estoy convencido que no todos los portugueses hablan escupiendo a la gente y a todo lo que se mueve, como ese sujeto cavernario, fúnebre y profundamente desagradable y antipático al que conocemos por "poqué".
No claro, de hecho como ese tipo sólo hay uno, pero vamos yo estoy encantado con él... a mi el entrenador que tiene ahora el "madrí" me parace perfecto, ni en sueños concebí un entrenador más apropiado. Lo mismo que el "nazinguer", a la organización católica y al "madrí" sólo le deseo otros muchos líderes como estos.
AFRODITA
ResponderEliminarAl principio, es nada. Tan sólo un soplo,
un escalofrío de escamas, un recorrer de sombra
como nube marina que se rasga
en los radiales tentáculos de una medusa.
No se dirá que el mar se conmovió
y que de este temblor se ha de formar la ola.
Con el mecer del mar oscilan peces
y los brazos de las algas, serpentinos,
a la corriente se doblan, como al viento
el trigo de la tierra, la crin de los caballos.
Entre dos infinitos de azul la ola avanza,
toda de sol cubierta, resplandeciente,
líquido cuerpo, inestable, de agua ciega.
De lejos acude el viento, transportando
el polen de las flores y los demás perfumes
de la tierra confrontada, oscura y verde.
Tronando, la ola se envuelve, y fecunda
se lanza al viento aguardando
en el lecho de rocas negras que se erizan
de agudas uñas y vidas efervescentes.
Las aguas se suspenden en lo alto
en el instante final de la gestación sin par.
Y cuando, en un rapto de vida que comienza,
la ola se quiebra y rompe contra el acantilado.
Estupendo poema de Saramago. Pedro Barroso, a quien no conocía, le da emoción.
Un buen homenaje a Saramago con una gran canción....
ResponderEliminarYo a lo mío:
ResponderEliminarMuy chulo, lástima que hable parecido a Mou!!
Hombre, Nando..., estoy convencido que no todos los portugueses hablan escupiendo a la gente y a todo lo que se mueve, como ese sujeto cavernario, fúnebre y profundamente desagradable y antipático al que conocemos por "poqué".
ResponderEliminarNo claro, de hecho como ese tipo sólo hay uno, pero vamos yo estoy encantado con él... a mi el entrenador que tiene ahora el "madrí" me parace perfecto, ni en sueños concebí un entrenador más apropiado.
ResponderEliminarLo mismo que el "nazinguer", a la organización católica y al "madrí" sólo le deseo otros muchos líderes como estos.